Aceites esenciales: qué son, propiedades y para qué sirve cada uno

2023-01-05 17:17:06 By : Mr. Anthony Lee

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Los aceites esenciales se pueden utilizar de diferentes maneras, utiliza la que te resulte más cómoda y eficaz.

Periodista especializado en plantas medicinales y ecología

Los aromas que desprenden las plantas medicinales brindan múltiples virtudes curativas. El aceite esencial es el extracto puro que se obtiene al destilar esta esencia, por lo que desprende un aroma intenso y particular que recuerda a la planta de la que procede.

Estas esencias destacan también por su gran complejidad química, que incluye alcoholes (mentol, geraniol, timol), esteres, aldehídos, mezclas de terpenos (pineno, limoneno), etc.

En la composición química de todas las plantas actúan en completa sinergia determinadas sustancias de mayor o menor importancia terapéutica. Son los llamados principios activos, como mucílagos, alcaloides, flavonoides, taninos o glucósidos, cuyo conocimiento a fondo ha permitido descubrir el modo en que actúan las plantas sobre el organismo.

Pocos de estos componentes atesoran más virtudes que los aceites volátiles o esencias, que contienen por ejemplo la mayoría de plantas de la familia de las labiadas (salvia, romero, menta, mejorana, ajedrea), umbelíferas (perejil, cilantro o anís) o compuestas (milenrama y manzanilla).

Algunos aceites esenciales son muy conocidos: por ejemplo, la lavanda, con su agradable aroma y sus propiedades calmantes. Sin embargo, existen otros menos evidentes como los de alcanfor o benjuí que también son de gran utilidad.

A continuación proponemos 16 aceites esenciales fundamentales en cualquier botiquín, te explicamos la mejor forma de usarlos y los riesgos que puede suponer una utilización incorrecta, para poder tomar precauciones en caso necesario.

Descubre para qué sirven estos poderosos extractos y con qué otros aromas combinarlos para potenciar sus propiedades.

El aroma de la lavanda (Lavandula angustifolia) es ligero, amaderado. Su aceite se extrae por destilación al vapor.

En masaje y en baño. En quemadores, como repelente de insectos. Por vía oral, con precauciones.

Hay que evitar dosis altas.

Combina con: bergamota, naranja, limón, manzanilla, jazmín y cedro.

El aceite esencial de menta (Mentha x piperita) tiene un aroma penetrante y fresco. Se extrae por destilación al vapor.

Alivia la migraña, el dolor reumático, los calambres musculares, el dolor de muelas y las neuralgias.

Es útil en el tratamiento de catarros, procesos gripales, sinusitis, rinitis, laringitis y bronquitis y distintas afecciones respiratorias, con tos y congestión pulmonar.

Calma los nervios, la fatiga mental y los vértigos.

Como tónico digestivo alivia la hinchazón abdominal, los gases y las náuseas.

En masaje, pero muy diluido porque es muy dominante. En inhalaciones y en vaporizadores, pero también muy diluido, para no cargar el ambiente. Se puede tomar por vía oral.

Es un aceite intenso, que debe ser utilizado diluido, y que no es apto para pieles delicadas o sensibles.

Combina con: manzanilla, mejorana, melisa, benjuí, romero y lavanda.

El aceite de jazmín (Jasminum offícinale) es dulce, persistente, intenso, floral, exótico.

Se obtiene por extracción de la disolución y por destilación al vapor.

En masaje o baño, en vaporizadores y en ambientadores.

Puede provocar alguna reacción alérgica y es mejor no tomarlo por vía interna, porque suele tratarse de esencias reconstituidas.

Combina con: lavanda y salvia romana.

Del geranio (Pelargonium odorantissimum) se obtiene un aceite de aroma intenso, dulce, ligeramente mentolado.

En masaje y en baño, y como repelente de insectos.

No debe usarse durante el embarazo ni tomarse por vía oral.

Combina con: laurel, pomelo y jazmín.

El aceite de resina de benjuí (Styrax benzoin) se obtiene por disolución en benceno y alcohol. Su aroma es muy dulce, cálido, intenso, como de vainilla.

En masaje, en baño local y en inhalaciones.

Puede provocar irritación, así que es mejor no aplicarlo sobre pieles sensibles o infantiles. Tampoco se debe tomar por vía oral.

Combina con: sándalo, enebro, mirra, rosa, cilantro, limón, ciprés y lavanda.

El aceite de bergamota (Citrus bergamia) exhala un aroma cítrico, dulce y ligero. Se extrae por expresión o presión en frío.

En masaje y baño. En ambientadores y quemadores para repeler insectos. Por vía oral, con precauciones.

Es fotosensibilizante, por lo que se ha de evitar en pieles muy sensibles y usar diluido en aceites vegetales. No exponerse al sol tras su uso.

Combina con: manzanilla, mirra, geranio, jazmín, lavanda, pachulí y limón.

Del alcanforero (Cinnamomum camphora) se extrae por destilación un aceite fuertemente aromático.

En calambres musculares, reumatismos, lumbalgias, contracturas, sensación de escalofríos, resfriados, gripe y congestión pulmonar.

En masaje, muy diluido, en compresas frías y como ambientador en vaporizaciones, también muy diluido para no cargar el ambiente.

Es muy fuerte, puede irritar las mucosas. Conviene evitarlo durante el embarazo y si se padece asma.

Combina con: manzanilla, albahaca, lavanda, romero y melisa.

De la palmarrosa (Cymbopogon martinii) se extrae, por destilación al vapor. o acuosa, un aceite de aroma dulce y ligero.

Como regenerador celular y regulador de la producción de grasa, se indica en problemas dermatológicos como acné, dermatitis seborreica, cutis irritado o envejecido, piel seca y arrugada, eccemas, forúnculos y herpes.

Sirve también en caso de fatiga, estados nerviosos, atonía digestiva y falta de apetito.

En masaje, en baño y en vaporizaciones.

Evitarlo por vía oral.

Combina con: rosa, incienso, citronela, geranio, jazmín, sándalo y lavanda.

El limón (Citrus limonum) desprende un aroma intenso, cítrico, fresco. Su aceite se extrae por presión en frio de la corteza y también por destilación.

En masaje y baño, en inhalaciones para descongestionar y por vía oral como desinfectante.

Es fotosensibilizante, por lo que no conviene usarlo antes de exponerse al sol o si se tiene la piel muy sensible.

No debería utilizarse en tratamientos de más de dos o tres días, y se ha de diluir con aceite vegetal.

Combina con: eucalipto, hinojo, incienso, naranja dulce, manzanilla y jengibre.

El aroma cálido y profundo de la rosa (Rosa centifollia, R. damascena y R. gallica) está presente en su aceite, obtenido por destilación al vapor o acuosa.

En masaje, baño, aromatizadores y quemadores de incienso.

Es preferible evitarlo en el embarazo. No se toma por vía oral.

Combina con: sándalo y salvia romana.

Los numerosos beneficios del aceite esencial de romero lo convierten en un básico del botiquín de aromaterapia. Te ayuda a cuidar de la piel y el cabello, el hígado, los nervios y el cerebro.

La ravintsara, de propiedades antivirales y relajantes, se recomienda para prevenir resfriados, reducir el estrés y aliviar contracturas. Descubre cómo utilizarla.

La menta piperita, de propiedades analgésicas y digestivas, es uno de los aceites esenciales más usados en aromaterapia. Descubre cómo usarlo en cada caso.

El aceite esencial del árbol del té (Melaleuca alternifolia) es un gran antiséptico, útil frente al acné, la caspa y el herbes labial, entre otras muchas aplicaciones. Te contamos sus propiedades y cómo utilizarlo en cada caso.

Las propiedades del eucalipto convierten a su aceite esencial en un gran aliado para despejar las vías respiratorias y ayudarte en épocas de estrés.

El aceite de orégano, de propiedades antibacterianas y antifúngicas, se usa en aromaterapia para combatir infecciones como la gastroenteritis o la candidiasis.

Los aceites esenciales se extraen de las plantas por expresión o presión simple (como en el caso de los cítricos) o bien por destilación al vapor, en un complejo proceso que evoca la legendaria pericia de los viejos alquimistas.

Se trata de envolver en vapor aquellas partes de la planta que se desea utilizar a fin de quebrar las paredes celulares que protegen los receptáculos de esencia.

Una vez liberada, la esencia es arrastrada con vapor a unos depósitos de refrigeración donde el vapor se condensa, dando lugar a un fluido acuoso sobre el que flota el aceite esencial.

Existe aún una tercera técnica, más moderna y sofisticada, que es la extracción a alta presión con dióxido de carbono supercítrico.

En todos los casos, la sustancia resultante es muy valiosa porque concentra todo el potencial terapéutico de la planta. Se necesitan muchos kilos de planta fresca para obtener apenas un litro de aceite esencial.

Se ha de ser muy cuidadoso con su manipulación y aplicación.

Se considera un aceite esencial de calidad aquel que cumple dos requisitos básicos: ser natural, es decir, ni sintético ni adulterado, y no haber estado diluido en otras sustancias.

Los aceites obtenidos a través de una de las tres técnicas antes citadas se consideran, por tanto, de calidad.

Pero en el mercado se pueden encontrar otras sustancias aromáticas sin interés terapéutico, destinadas sobre todo a usos cosméticos y a perfumería.

Son las esencias aromáticas obtenidas por expresión mediante disolventes, las esencias sintéticas y las esencias transformadas que aromatizan productos. No deben aplicarse en aromaterapia.

La óptima conservación de un aceite esencial es también un factor de calidad. Para garantizar que se preservan sus propiedades y efectos terapéuticos se han de guardar en frascos de vidrio oscuro, herméticamente cerrados, que evitan que la luz y el oxígeno puedan alterarlos y que se evaporen las esencias.

Cuando los aceites esenciales entran en contacto con el cuerpo pueden actuar de tres formas distintas: terapéuticamente, es decir, aliviando o sanando determinadas dolencias; fisiológicamente, activando nuestras funciones orgánicas, y psicológicamente, incidiendo sobre aspectos emocionales.

El sentido del olfato está íntimamente ligado al sistema nervioso central, por lo que los aromas ejercen un efecto directo sobre las emociones.

Al oler un aroma, el sistema límbico capta la existencia de una determinada molécula de aceite y, en respuesta, desde el hipotálamo se desencadena un movimiento vibratorio molecular por todos los centros nerviosos, a los que relaja o estimula, por lo que puede acabar incidiendo en muchos aspectos del comportamiento, como la sensibilidad, la tendencia al optimismo, la sensualidad o la capacidad para recuperar sensaciones del pasado.

Ciertos aceites también ayudan o predisponen a la meditación, la exploración interior y las visualizaciones, y favorecen la capacidad de memoria.

No todos los aceites generan los mismos efectos y no siempre los mismos aceites actúan igual en todas las personas.

Pero además no todos se absorben a la misma velocidad, pues depende del tipo de aceite y de la persona que lo recibe. Al cabo de unas horas, los aceites abandonan el cuerpo: son exhalados, se eliminan con el sudor o se excretan por la orina.

Los aceites se pueden utilizar solos o en combinación con otros, para lo cual es preciso conocerlos bien.

Se aplican de cinco formas básicas:

Es una forma fácil y muy agradable de experimentar los aromas. Los aceites no se diluyen sino que flotan formando una fina película sobre el agua. El calor los libera en forma de vapor y así penetran por los poros de la piel.

En adultos bastan entre 8 y 10 gotas, que se pueden diluir en el jabón líquido antes de verterlas en el agua del baño a una temperatura de entre 36,5 ºC y 38 ºC.

Es una forma excelente de relajarse, aliviar los dolores musculares y artríticos, eliminar las impurezas de la piel y tonificarse.

Se utiliza un vaporizador eléctrico, un quemador o un difusor de esencias. Bastan de 7 a 10 gotas de aceite esencial.

Hay quien utiliza una bombilla impregnada de aceite esencial, que una vez caliente expande la fragancia por toda la habitación.

Es una buena forma de aromatizar y desinfectar espacios cerrados.

Se añaden de 3 a 5 gotas de un aceite expectorante en un recipiente con agua hirviendo para respirar profundamente los vahos reparadores, inclinados sobre con la cabeza cubierta por una toalla.

Como se puede deducir fácilmente, es la forma más adecuada de enfrentarse a congestiones pulmonares, la irritación de garganta, rinitis, sinusitis y las infecciones en general.

Diluyendo apenas 3 o 4 gotas en una cucharadita de coñac u otro licor, los aceites se utilizan como enjuague o gárgaras en problemas bucales, como llagas o gingivitis. Hay que evitar tragárselo.

También se puede verter sobre un terrón de azúcar e ingerir como desinfectante. No obstante, muchos aceites son potencialmente neurotóxicos, por lo cual sólo pueden ingerirse aquellos en los que se indica claramente que están indicados para este tipo de usos.

Es una forma directa de que los aceites esenciales penetren a través de la piel en el organismo y puedan acceder incluso al torrente sanguíneo.

La fricción del masaje libera la fragancia de los aceites y garantiza su correcta absorción por la piel.

Se trata de la forma más efectiva de aplicarlos, además de una de las más placenteras y tonificantes.

Resulta ideal para calmar los nervios, disminuir la tensión muscular y estimular la circulación sanguínea y el sistema linfático.

Uno de los objetivos del milenario masaje ayurvédico es que el cuerpo absorba cierta cantidad de aceites adecuados a la constitución particular del paciente.

En la tradición ayurvédica, los aromas tienen una significación primordial para conseguir la armonización de los cinco elementos tal como los considera el ayurveda: Tierra, Agua, Fuego, Aire y Éter.

Estos cinco elementos se manifiestan en el cuerpo humano en el tridosha, compuesto a su vez por los tres humores o doshas: el Vata, como representación del aire y el éter, la Pitta, como representación del agua y el fuego, y el Kapha, de la tierra y el agua.

Por estar tan concentrados, los aceites requieren precauciones estrictas en su uso o ingesta.

Asesora Susanna Arjalaguer, herborista de "El Manantial de Salud"

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