El contenedor amarillo no es lo que parece: ¿qué va y qué no?

2023-01-05 17:18:01 By : Ms. sandra shao

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¿Dónde tirarías un cubo? ¿Y un bolígrafo? Aunque son objetos de plástico, no tienen que ir al contenedor amarillo. En cambio, aunque pueda parecer extraño, sí que van las latas de aluminio o las cajas pequeñas de madera con las que venden algunas frutas.

Desgraciadamente, en nuestro país todavía hay muchas personas que no reciclan la basura. Un 46,6% de los residuos municipales de 2021 se recogió de manera selectiva. Eso representa un incremento del 3,1%, pero que todavía no es suficiente para parar la emergencia climática que vivimos actualmente. Con respecto al reciclaje de envases ligeros, tan solo ha aumentado un 1% en el último año.

La recogida selectiva forma parte de las acciones que podemos hacer para luchar contra los efectos de cambio climático, ya que contribuyen a liberar menos CO2. Si se generan menos residuos, hacen falta menos transportes y menos tratamientos. Y, si separamos los materiales que no podemos evitar como residuos, se pueden destinar a valorización y utilizarse de nuevo como materia prima secundaria para disminuir así la extracción y la importación de materias vírgenes.

En este sentido, el cubo de color amarillo es normalmente la fracción de residuos que genera más confusión, ya que siempre nos han dicho que va "el plástico". La realidad, sin embargo, es que está destinada a envases ligeros. ¿Qué va y qué no? ¡Lo repasamos!

Hay que recordar que los envases ligeros también se pueden entregar en el vertedero.

Por una parte, el cartón tipo brick se puede reciclar aprovechando conjuntamente sus componentes (fabricación de aglomerado) o bien con el aprovechamiento separado de cada material (reciclaje del papel y valorización energética del polietileno y el aluminio). De otra, las latas de hierro o las de aluminio son envases 100% reciclables mediante procesos de fundición de acero y aluminio.

En el caso de los envases de plástico se pueden reciclar para la fabricación de bolsas de plástico, mobiliario urbano, señalización... o bien para la obtención de nuevos envases de uso no alimentario (lejías, detergentes...). En este sentido, básicamente hay dos posibles tipos de reciclaje para el plástico: el mecánico (donde los envases se clasifican, se trituran y se funden en gránulos para modificarlos y obtener las propiedades deseadas para crear una nueva materia apta para aplicaciones con productos reciclados) o a través del reciclaje químico (que permite reducir los plásticos a sus constituyentes químicos básicos (monómeros), que después pueden repolimerizarse nuevamente y volver a convertirse en plásticos). En el caso de los plásticos biodegradables, todavía una reducida minoría, el reciclaje es orgánico, mediante fotodegradabilidad y biodegradabilidad.

Para cualquier duda que pueda surgir a la hora de reciclar, la Agència de Residus de Catalunya ha desplegado la plataforma en línea residuonvas.cat, una guía completa para una correcta separación de los residuos. Con esta herramienta podrás resolver todas las dudas y separar correctamente.